El fin de semana tuvimos una visita inesperada. Qué les parece, creo que vino para quedarse.
Lo mas grave de esto es que, al parecer se reproducen y mas rápido de lo que se pueden imaginar. Es que con esa curiosa dieta de estrellas todo es posible. Debe ser por la magia navideña.
Mientras "pajaritos" siguen con su vida, les quiero mostrar en lo que se convirtieron las piezas de lienzo que vieron en la entrada anterior. Creo que puedo decir que he dominado la máquina de coser y el rellenado de cojines. Cada uno fue hecho con mucho cariño y dedicación, incluso varias manos cooperaron para terminarlos y lo mejor es que son super cómodos y únicos.
El lunes próximo sabremos la opinión de los beneficiados.
Pero qué veo, un infiltrado en la esquina superior izquierda ... no puedo dejar solos a estos personajes, tendré que darles pronto una ubicación, para que no anden rondando por la casa.
Este es un detalle desde cerca del diseño de los lienzos, es pintura acrílica, no tóxica y sin olor. Podrán apoyar sus caritas sin temor jajaja. Con parte de los recortes, la Cami y yo, hicimos dos gallinitas, tienen dedicatoria especial. Al verlas terminadas pienso que quizás pronto aparezcan otros animalillos.
Por último, algo que sólo alguno de nosotros conoció o recuerda, esos cuadernitos de fieltro para guardar las agujas y alfileres. Me parece haberlos visto hace un siglo en el costurero de mi mamá. Los encontré blogueando y tuve que hacer un par, por supuesto estos ya tienen destino.
Aún me quedan algunos regalitos que mostrarles, será mañana. Lo que si les puedo adelantar, es que he disfrutado muchísimo haciendo estos y estoy contenta con el resultado. Además, aprendí a sacarle partido a la máquina de coser, guardada hace meses en un clóset, a darle forma definida a un alambre y, a transformar un patrón de cojín conocido, en un concepto nuevo de arte tridimensional.
Este es mi auto regalo, que mas puedo pedir.
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